Comisión Interamericana de Puertos (CIP)
La Comisión Interamericana de Puertos (CIP) destaca como el único foro permanente que congrega a las Autoridades Portuarias Nacionales de los 34 Países Miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y a los líderes de la industria marítima-portuaria. Su objetivo principal es impulsar el desarrollo de un sector portuario que sea seguro, competitivo, sostenible e incluyente.
La CIP cuenta con cuatro mandatos fundamentales, abordando:
- Diálogo político
- Desarrollo de capacidades
- Asistencia técnica
- Colaboración con el sector privado.
Adicionalmente, la CIP, por decisión de las Autoridades Portuarias Nacionales de los Estados Miembros, se enfoca en seis áreas prioritarias:
- Logística, Innovación y Competitividad
- Protección y Seguridad Portuaria
- Gestión Portuaria Sostenible y Protección Ambiental
- Políticas Públicas, Legislación y Regulación
- Hidrovías, Puertos Interiores y de Cruceros
- Relación Puerto-Ciudad, Responsabilidad y Equidad de Género.
Jorge Durán, Jefe de la Secretaría de la CIP
Con más de 30 años de experiencia, Jorge Durán ha colaborado con gobiernos y el sector privado en América Latina y el Caribe en proyectos de desarrollo. Desde el 2003, ha desempeñado roles clave en la Organización de Estados Americanos (OEA), incluyendo Asesor Principal en Tecnología para el Desarrollo, Director de la Oficina de Ciencia, Tecnología e Innovación, y actualmente, como Secretario de la Comisión Interamericana de Puertos (CIP). Previamente, ocupó el cargo de Vicepresidente de Asuntos Internacionales en el Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa (ILCE) en la Ciudad de México.
Su experiencia también abarca roles como Asesor en el Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de México y Asistente Especial del Embajador de México en la ONU. Durán, con maestrías en Relaciones Internacionales y Política Científica y Tecnológica, es profesor asociado en el Tecnológico de Monterrey y la Universidad Iberoamericana. Reside actualmente en Washington DC con sus dos hijas.
- En una economía totalmente globalizada, la transformación digital es un must para cualquier organización, ¿podría describirnos brevemente cómo ve la situación actual del sector portuario en Latinoamérica?
Desde hace varios años, los puertos de la América Latina y el Caribe vienen trabajando tanto en incorporar tecnologías a los procesos portuarios, como digitalizarlos. Esta tendencia se aceleró, por una parte, por la pandemia de COVID y por la otra, la decisión del Comité FAL de la Organización Marítima Internacional (OMI) de que, a partir del 1 de enero del 2024, todo puerto que desea comercial globalmente deberá de contar con una Ventanilla Única Marítima (VUM) para el intercambio electrónico de la información necesaria para el arribo y zarpe de buques.
Las autoridades portuarias nacionales, así como el sector portuario privado, están muy conscientes de los distintos beneficios que trae la digitalización. Es importante recalcar que, para realizar los trámites sin papeles, una VUM implica un rediseño de procesos para incorporarlos a una plataforma digital compartida con los actores involucrados. Beneficios de la digitalización, además de eficiencias logísticas, mayor eficiencia y trazabilidad segura, incluyen también una mejor gestión sostenible resultado justamente de dichas eficiencias. El contar con una VUM generalmente reduce los tiempos de los buques en puerto, así como de los camiones o ferrocarriles y consecuentemente, reducen también los gases invernadero y huella de carbón. Finalmente, una VUM es el inicio para la creación de un Sistema de Comunidad Portuaria (PCS por sus siglas en inglés), el próximo paso en la digitalización y modernización de la gestión portuaria.
- ¿Cuáles son los principales retos que, desde su punto de vista, afrontan los puertos?
En términos generales, en definitiva, el reto de la digitalización es el más importante de momento. Esta digitalización implica, también, el reto de modernizar la infraestructura tecnológica existente, lo cual requiere de inversión financiera.
Un enorme reto con diversas consecuencias es enfrentar exitosamente al cambio climático. La gestión portuaria sostenible y el cuidado del medio ambiente son fundamentales para ello. Un puerto verde o no contaminante es más competitivo que uno que no lo es, tanto comercial como turísticamente (cruceros). Enfrentar al cambio climático también implica reducir la huella de carbono del puerto a cero. El contar con un equipamiento que funcione con electricidad en lugar de combustibles de hidrocarburos y que pueda proporcionar electricidad a los buques mientras están en el puerto, para que apaguen los motores, solo será eficiente si la fuente de la cual proviene dicha electricidad es renovable; de nada sirve todo el esfuerzo si es una termoeléctrica de carbón.
Por si esto fuera poco, y relacionado con el cambio climático, están los nuevos combustibles alternativos a hidrocarburos como son el Gas Natural, el amoniaco e hidrógeno, solo por mencionar algunos. Para ser exitosos en este tema, los puertos y terminales deben, no solo invertir en la infraestructura necesaria, sino asegurarse de que la cadena de suministro de los combustibles alternativos funcione eficientemente.
Otros retos incluyen la equidad de género y la relación puerto-ciudad que cada vez obra mayor importancia.
- La CIP trabaja constantemente con el objetivo de potenciar el sector marítimo-portuario en América Latina, ¿cuál es el papel que juegan los proveedores de software en la consecución de esta meta?
En mundo idóneo sería preferible desarrollar el código de una solución tecnológica propietaria, como lo hizo Barbados en el Caribe y países como México. En estos casos, la Ventanilla Única se diseña en torno a condiciones únicas existentes en el puerto y con la posibilidad de crecer modularmente.
Sin embargo, no todas las autoridades portuarias nacionales, estatales o locales están en condiciones de hacerlo y es aquí en donde los proveedores de software juegan un papel esencial para cubrir esa falta de capacidades, sean tecnológicas o de recursos humanos, así como el factor tiempo (pues desarrollar una solución propia toma su tiempo) o incluso el poder almacenar los datos en la nube.
Las empresas de software pueden representar una muy necesitada ayuda para enfrentar los retos impuestos por la modernización inminente del sector, incluyendo soluciones pre-VUM, como puede ser un software de CDM (Collaborative Decision Making software o programa de decisiones colaborativas) que, sin ser una VUM, ayuda a contar con sistema de precisión para el arribo y zarpe de los buques permitiendo al puerto, por ejemplo, avisar a un buque que viene en camino de que hay un retraso en el puerto, lo que permite a ese navío bajar su velocidad, reduciendo emisiones y ahorrando combustible.
En todos los casos en los que no se cuenta con las capacidades o recursos propios para hacer estos desarrollos, los proveedores de software son los únicos que pueden ayudar a esa modernización.