Al no requerir una inversión inicial en hardware o software, y con una estructura de precios basada en suscripción, el SaaS puede resultar más económico que el software tradicional a largo plazo.
Escalabilidad y flexibilidad.
Los usuarios pueden agregar o reducir funcionalidades según sea necesario sin enfrentar los costos y la complejidad asociados con la compra y la instalación de nuevo software.
Acceso global y en tiempo real.
Al estar alojadas en la nube, las aplicaciones de SaaS pueden ser accesibles desde cualquier lugar con conexión a internet, lo que permite a los usuarios acceder a información crítica en tiempo real y colaborar de manera efectiva incluso cuando están fuera del sitio.
Actualizaciones automáticas.
Los proveedores de SaaS son responsables de mantener y actualizar el software de forma regular, lo que garantiza que los usuarios siempre tengan acceso a las últimas características y mejoras de seguridad sin necesidad de intervención por parte del usuario.
El futuro está en la nube.
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